lunes, 25 de mayo de 2015

Whatsapp, escuela de Community managers



Escribe Dolors Reig


Como profesora tengo entre mis tareas fundamentales que se me escuche (complicado) y que se entienda lo que digo.  Así, descubría hace poco, formando en Comunidades digitales, algo nuevo y creo que muy útil para todos/as los/as que nos dedicamos a eso de la dinamización de comunidades, reales o virtuales, páginas de Fb, perfiles de Twitter, etc.

Se trata de la utilidad de la que podríamos denominar “metáfora Whatsapp”, inspirada por una herramienta que ha convertido, desde su aparición, a cualquiera de sus usuarios, en aprendiz de Community manager.  ¿Llega alguien nuevo al grupo y queremos integrarle? Allí estamos utilizando técnicas típicas en dinámicas de grupos, mediación, relaciones públicas, etc, buscando intereses comunes del recién llegado con el grupo ya existente o algunos de sus miembros.

En Whatsapp también existen los “lurkers”, esos seres que pueblan internet ojeando soluciones, observando, monitorizando las respuestas de otros, sin atreverse o querer aportar nada a la comunidad. Evidentemente también hay gente que parece estar pero no está, que se mantiene en la comunidad porque se siente comprometida con su causa o gente, pero la silenció pronto ante la avalancha de mensajes que no tiene necesidad o ganas de leer.

Funcionan tanto en Whatsapp como en otros tipos de comunidad virtual la diversidad y la novedad, eso que siempre cuento en grupos creativos o de trabajo colaborativo de que la convivencia durante demasiado tiempo mina la eficiencia y las soluciones creativas del grupo. Los seres humanos queremos, por encima de casi todas las cosas, seducir (intelectual, estéticamente) a nuestros congéneres, siempre hasta el momento en que ya lo hemos logrado y ya no es necesario seguir dando lo mejor de uno mismo a los ya conocidos.

También aparece la figura del “itinerante” (gracias a mis alumnos de bibliotecas de la diputación de Barcelona por inspirarme el término), el personaje que forma parte de 24 grupos y que, aunque no tienen demasiado tiempo para implicarse demasiado en ninguno de ellos,  va trasladando de uno a otro ideas, bromas, reflexiones de valor. O la de mediador, esa figura que, perfectamente integrada en el grupo por su escasa conflictividad, se encarga de vez en cuando de salvar a los demás en situaciones de conflicto.

images 

En fin… imágenes con las que se identifican todos los miembros del grupo, lenguajes compartidos e innumerables elementos más completan la nueva situación de interiorización en lo informal de muchas de las bases de la dinamización de comunidades.

Como profesora observo el efecto de esta “educación whatsapp” en las aulas. Cuanto más jóvenes los alumnos, más fácil les resulta el trabajo colaborativo, que ahora incluso se incluye como tema a evaluar en las polémicas pruebas PISA.  Deberemos trabajarlo, modelarlo, extenderlo hacia objetivos de aprendizaje, creatividad y producción de conocimiento, pero parece que como ocurre con tantos otros avances facilitados por las tecnologías del ocio actual, la semilla está sembrada.



Tomado del Caparazón con permiso de su autora

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